La educación y las nuevas tecnologías

 

 

Eileem Leandra Gutiérrez Carrillo

 

I

 


 

El proceso educativo se desarrolla en una sociedad que atraviesa profundos cambios, empezando por el concepto que tenemos del ser humano. Enseñar es soñar el hombre que habita el mundo en una determinada época, entendiendo que el que sueña no es otro que el maestro.  Por lo que resulta necesario identificar qué tipo de humano se está pensando desde la perspectiva del docente y el acto educativo. Realizar un análisis de contexto que nos permita indagarnos como profesores e individuos los devenires de nuestro tiempo. Para hacer esto, debemos reconocer que en los docentes hay un gran desconocimiento de los nuevos escenarios en los que habita, relaciona y se construye el sujeto. Este desconocimiento está dado por múltiples variables como, el afincamiento a prácticas, procesos y métodos que ya no existen; así como a visiones de mundo que desconocen las transformaciones sociales. Es decir que se continúan gestando modelos de enseñanza y aprendizaje que ignoran el contexto inmediato (Martínez, 2019)

Modelos que a fuerza de la actual coyuntura por la emergencia de pandemia, se han visto volcados a la incorporación de tecnologías para llevar a cabo los procesos de enseñanza y aprendizaje en las diferentes instituciones; por consiguiente ha llevado a que los modelos tradicionales de enseñanza, presencial y distancia, contengan ambientes mediados por tecnologías que muy posiblemente, y como resultado de esta incorporación, se transformen en ambientes mixtos de aprendizaje, donde tanto la presencialidad como la virtualidad converjan para que los estudiantes del día de hoy puedan adquirir competencias para el mundo del día de mañana.

Alessandro Baricco (2006) nos dice que estos cambios generan nuevas fuerzas emergentes que dibujan un nuevo mapa, con otras coordenadas y posiciones dentro de la sociedad, que podemos entender como mutaciones, que fundan nuevos hábitats en los que se piensa que no todos podemos convivir/sobrevivir. Los bárbaros, es decir, estos nuevos seres nacientes en y generadores de estas mutaciones, cambian según el tiempo y enfrentan a la sociedad a un duelo generacional que no es otra cosa que el miedo que tiene el mundo tradicional y adulto a ser destruido, derrotado; situación que despierta su instinto de supervivencia, pues no están preparadas para habitar estos nuevos escenarios en las que la tecnología ha tenido y tiene un papel preponderante pues se ha insertado en la vida cotidiana y nos ha obligado a repensar nuestra subjetividad.

Y así como lo retoma Jesús Martín barbero en su texto Heredando el Futuro, y según los planteamientos de Mead, podemos entender o ubicarnos en medio de una cultura pre-figurativa en la que se rompen las nociones de autoridad ligadas al mundo de los adultos, para trasladarse a los pares o contemporáneos (jóvenes) lo que genera una ruptura generacional radical que plantea nuevas formas de hacer y decir, ser y estar. Instante en el que se debe repensar la figura del docente en los procesos educativos pasar de un docente qué es el único que posee el conocimiento hacer un acompañante o un orientador que permite a sus estudiantes establecer rutas de fácil acceso al conocimiento para que se construye el saber.

 

Estas nuevas estructuras y rupturas según Baricco (2006) se dan cada vez con mayor frecuencia y exigen de nosotros una postura frente a ellas para intentar dilucidar este nuevo contexto que habitamos y que será en el que nazcan las futuras generaciones. Todos los conceptos costumbres y hábitos que conforman la sociedad ahora son cuestionables y susceptibles al cambio, entre ellos el de educación, campo que se quedó observando como la sociedad cae en la espectacularidad, cuestión que se contrapone a muchos procesos que requieren de paciencia como lo puede implicar el aprendizaje. Pero este hecho que puede ser trágico para unos, también es fundamental para los jóvenes, pues masifica y abre el acceso a esferas antes cerradas a todos los ciudadanos, que viene de la mano con los grandes avances tecnológicos, que permiten nuevas dinámicas y nuevas maneras de ser y estar en el mundo y en el aula.

 

II


 

Para situarnos dentro del campo de la educación debemos entender su anacronismo. Barbero nos plantea dos momentos en los que se considera hay un desfase temporal en la educación: el primero atañe a los fracasos que ha tenido la educación tradicional en América Latina. En el que, si bien la cobertura se ha expandido, la calidad ha desmejorado y en el que tienen la responsabilidad los planteamientos políticos y estructurales de la educación, que también generan la falta de acceso a las poblaciones con menos recursos, deserción estudiantil, desmoralización docente y la falta de recurso para innovación. El segundo desfaz es la pobre producción de ciencia y tecnología en la región, elemento que se debería impulsar desde la educación superior para su desarrollo. pues según el autor esto garantiza la única posibilidad de sobrevivir económica y culturalmente en nuestros tiempos.

 

Sumado a esto podemos identificar dos modelos educativos existentes en las sociedades: Educación para la renta y Educación para la democracia. El primero consiste en fomentar educación técnica por ser esta necesaria para aumentar el producto interno bruto en torno a una concepción de desarrollo basada en el capital; la segunda se basa en la humanística, su fin es educar ciudadanos independientes con pensamiento crítico qué se preocupe por el bien común de la nación. (Nusbaum, 2010). Si miramos a nuestro alrededor podemos deducir fácilmente la gran apuesta que hacen los gobiernos por una educación para la renta. Esto impide la formación de ciudadanos que "se han un depósito seguro los poderes fundamentales de una sociedad " (Thomas Jefferson, 1816, citado en Martínez, 2019). Pues los estudiantes que atienden hoy al sistema educativo no están adquiriendo los conocimientos pertinentes al mundo de hoy y que además les permita cuestionar sus realidades.

 

Marco en el que permanece la educación ante todos los cambios sociales (mutaciones y estructura social) por lo que los estudiantes ven y perciben como hay una brecha gigante entre sus aprendizajes, competencias, expectativas y necesidades frente a la educación.  Y es que según lo planteado por Mark Prensky (2011) la mayor parte de los cambios en la educación no han surgido desde las escuelas, ni los colegios, pues ha sido en otros ambientes principalmente virtuales que comparten los estudiantes con sus pares y en los que terminan aprendiendo de manera colaborativa o individual como videojuegos online, YouTube entre otras plataformas.

Mark Prensky también plantea que no es un problema de que las generaciones nuevas estén acostumbradas a una sobrecarga sensorial, muy ligada al espectáculo y a recompensa inmediata, lo que impide que ellos estudiantes puedan concretarse y de manera reposada entender determinado tema. Y para esto el autor hace una a comparación entre un estudiante aburrido en clase, disperso, con poca concentración y ese mismo estudiante fuera del aula sentado por horas jugando videojuegos, aprendiendo. Para él lo que no ha cambiado su capacidad de concentración, sino sus necesidades. Son sujetos que, a pesar de esta sobrecarga sensorial, son capaces de sentarse exclusivamente en lo que a ellos les interesa y que termina gestionando su identidad a partir de la diferenciación y personalización. Por lo que Prensky manifiesta el fracaso de los docentes en dar a los estudiantes de hoy lo que necesitan.

 

En este escenario las narrativas transmedia se han constituido en un elemento presente en la vida de los sujetos hoy en día. Por ello es pertinente preguntarnos y plantearnos nuevas estrategias y métodos de enseñanza pensados para estos jóvenes. Un primer elemento muy interesante es el proyecto de Transmedia Literacy que nos permite identificar la mamera en que los estudiantes se acercan las nuevas tecnologías y las involucran en su diario vivir y como a través de estos espacios informales de educación se aprende y circulan nuevos conocimientos, se desarrollan nuevas habilidades y se generan nuevos procesos de identidad individual y grupal. Para esto surgen tres nuevos conceptos de alta importancia que permiten enfocar este nuevo panorama como lo son: alfabetismo transmedia, competencias transmedia y estrategia informal de aprendizaje que desarrollaremos a continuación.

 

La emergencia de nuevas prácticas sociales unidas a la inmersión tecnológica en nuestras vidas, hace que se piensen nuevos alfabetismos en los que el estudiante o aprendiz no se considera un analfabeto, sino que, por el contrario, es un sujeto con grandes conocimientos y múltiples habilidades. Es entonces que aparece el concepto de El Alfabetismo Transmedia (Transmedia Literacy) en el que el docente sede su posición de autoridad y se convierte en un facilitador del conocimiento descentralizado, que genera procesos participativos. De la mano de estas nuevas formas de entender el mundo y relacionarse los jóvenes adquieren desde muy temprana edad y serie de competencias que van desarrollando a lo largo de su vida, primordialmente en ambientes virtuales donde se ven características claras de aprendizaje asociativo, de imitación, de simulación y basada en procesos que buscan la resolución de problemas, a través de los videojuegos y procesos que también van desde la producción y distribución de contenido en plataformas y redes (Scolari, 2018).

 

 Y como habíamos planteando anteriormente estos cambios no son propios de la educación se debe entonces comprender el aprendizaje informal. Este genera comunidades de aprendizaje que desarrollan competencias relacionadas con edad: juagar, navegar e interpretar (Jenkins, 2016, citado en Scolari, 2018) competencias que rara vez se incorporan al aprendizaje formal para potenciarlo. Por lo que se plantea entonces una disonancia digital, una brecha entre el manejo intuitivo de los jóvenes fuera del colegio y las nuevas tecnologías y la manera estructurada control artificial que se da en los colegios (Castro y Lin, 2015, citado en Scolari, 2018) que deben ser tenidas en cuenta para que los docentes se puedan dar cuenta de quién es el estudiante que tiene enfrente, se puede entender como estrategia informal de aprendizaje:

 

como una secuencia individual o colectiva de acciones con el objetivo de adquirir y acumular conocimientos, habilidades, actitudes y puntos de vista a partir de experiencias cotidianas e interacciones en diferentes entornos. (2018, p.11)

 

Por lo que desatender y/o desaprovechar su implementación en el aula se convierte en un grave error por parte de la academia y de los docentes. Los estudiantes que se encuentran en el aula hoy en día necesitan desarrollo de competencias específicas que fundamenten su formación. ¿Qué nos hace humanos? ¿Qué constituye nuestra identidad? y bajo qué avances disciplinares estamos entretejiendo nuestro sentido de sociedad y de individualidad. Se debe por tanto generar una ontología histórica de nosotros mismos (Foucault, 1984, citado en Martínez, 2019) que nos permita hacer una crítica de lo que decimos, pensamos y hacemos que pueda contribuir al cambio del mundo que tenemos, entendiendo que nuestra agenda cambió y pensado a qué tipo de sujetos enseñamos y soñamos. 

 

 

Referencias bibliográficas

 

Barbero, J (1996). Heredando el futuro. Pensar la educación desde la comunicación. Nómadas (Col), (5).

 

Martínez, F.   (2019)   Soñar   con ovejas eléctricas:  aproximaciones a la tecnología, la educación y la epistemología en el mundo actual. Revista Internacional de Tecnología, Conocimiento y Sociedad.

 

Nussbaum, M. (2010) sin fines de lucro: porque la democracia necesita e las humanidades.

 

Scolari, C. (2018) Adolescentes, medios de comunicación y culturas colaborativas. Aprovechando las competencias transmedia de los jóvenes en el aula. actions. Universitat Pompeu Fabra. Barcelona.

 

Scolari, C. (2018) Alfabetismo Transmedia en la Nueva Ecología de los Medios Libro Blanco.Universitat Pompeu Fabra. Barcelona.

 

Prensky, M. (2011) Enseñar nativos digitales.

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